Entrelíneas
Entrelíneas
“Entrelíneas” es una muestra individual de la artista Carmen Baena en la que se recoge buena parte de su producción reciente. Alrededor de 50 obras que incluyen esculturas, instalaciones y sobre todo, piezas de hilo bordado.
Lo que define un lenguaje poético es que el qué (se escribe, se dibuja, se pinta, se esculpe...) es inseparable del cómo (se escribe, se dibuja, se pinta, se esculpe...). Este último nunca es neutral ni inocente. Consciente o inconscientemente, activa o pasivamente, las obras no solo reflejan la pericia técnica y proyectan matices de la personalidad de la autora, sino que también tienen vida propia y dejan un amplio margen de libertad al espectador para analizarlas, para leerlas, para interpretarlas, para sentirlas, para dejarse llevar por ellas. Para los griegos, Poiesis era el hacer creativo por excelencia, la verdadera construcción de la belleza.
El tema que articula las cuatro series que comprenden esta muestra es el paisaje, o mejor dicho, la relación profunda, íntima, autobiográfica que la artista siente por la naturaleza, por la tierra en la que creció. Escultora de formación, en la serie “Áureo”, el mármol blanco y el pan de oro nos remiten a un universo personal donde la pureza y la eternidad parecen darse la mano cómplicemente. No debemos olvidar que el blanco es la suma de todos los colores luz, totalidad casi inmaterial. En cuanto al oro, su verdadero valor reside en su dimensión intemporal, no se corrompe, es eterno.
En las tres series restantes: “susurros entre líneas”, “horizontes en círculo” y “jardín vertical” el hilo se convierte en el protagonista indiscutible. Bordado sobre papel o sobre lienzo, miles de metros recorren las distintas superficies que ofrecen un abanico impresionante de variaciones cromáticas y lumínicas. La repetición de un breve gesto es capaz de articular un juego infinito de diferencias que conjuran cualquier interpretación mecánica. Al igual que en la poesía, tan importante como las líneas escritas son los interlineados que el lector terminará de reescribir mentalmente. En las piezas de Carmen Baena, estos hilos bordados dejan numerosos vacíos que nos invitan a disfrutar y completar no solo con nuestro movimiento, sino con la participación activa nuestra imaginación.
Juan Bautista Peiró
Comisario
Lo que define un lenguaje poético es que el qué (se escribe, se dibuja, se pinta, se esculpe...) es inseparable del cómo (se escribe, se dibuja, se pinta, se esculpe...). Este último nunca es neutral ni inocente. Consciente o inconscientemente, activa o pasivamente, las obras no solo reflejan la pericia técnica y proyectan matices de la personalidad de la autora, sino que también tienen vida propia y dejan un amplio margen de libertad al espectador para analizarlas, para leerlas, para interpretarlas, para sentirlas, para dejarse llevar por ellas. Para los griegos, Poiesis era el hacer creativo por excelencia, la verdadera construcción de la belleza.
El tema que articula las cuatro series que comprenden esta muestra es el paisaje, o mejor dicho, la relación profunda, íntima, autobiográfica que la artista siente por la naturaleza, por la tierra en la que creció. Escultora de formación, en la serie “Áureo”, el mármol blanco y el pan de oro nos remiten a un universo personal donde la pureza y la eternidad parecen darse la mano cómplicemente. No debemos olvidar que el blanco es la suma de todos los colores luz, totalidad casi inmaterial. En cuanto al oro, su verdadero valor reside en su dimensión intemporal, no se corrompe, es eterno.
En las tres series restantes: “susurros entre líneas”, “horizontes en círculo” y “jardín vertical” el hilo se convierte en el protagonista indiscutible. Bordado sobre papel o sobre lienzo, miles de metros recorren las distintas superficies que ofrecen un abanico impresionante de variaciones cromáticas y lumínicas. La repetición de un breve gesto es capaz de articular un juego infinito de diferencias que conjuran cualquier interpretación mecánica. Al igual que en la poesía, tan importante como las líneas escritas son los interlineados que el lector terminará de reescribir mentalmente. En las piezas de Carmen Baena, estos hilos bordados dejan numerosos vacíos que nos invitan a disfrutar y completar no solo con nuestro movimiento, sino con la participación activa nuestra imaginación.
Juan Bautista Peiró
Comisario